El inicio de 2024 ha sido testigo de una ola de Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) que inundan los despachos laboralistas en España, según reporta el diario ABC en este artículo.
Este fenómeno se atribuye a una combinación de factores, incluido el aumento de los costes laborales impulsado por 28 normativas aprobadas por el Ministerio de Trabajo en los últimos dos años, el encarecimiento de los suministros, alquileres y créditos, así como las consecuencias de la nueva reforma laboral propuesta por Yolanda Díaz.
Esta situación amenaza con afectar el plan de rescate para parados mayores de 45 años, en un contexto donde un tercio de los contratos destruidos en España corresponden a fijos discontinuos, observándose un incremento del 115%. Grandes empresas como Telefónica, el grupo H&M, Bimbo, Ford, Danone España, y los nuevos propietarios de Marina d’Or han anunciado EREs que afectan a miles de trabajadores, reflejando una tendencia creciente que también impacta a medianas y pequeñas empresas, las cuales enfrentan desafíos significativos para ajustarse a la nueva legislación y mantener su sostenibilidad financiera.
Desde mi perspectiva actuarial, este fenómeno no solo representa un reto inmediato para las empresas y trabajadores afectados, sino que también plantea importantes cuestiones sobre la sostenibilidad financiera y la gestión de riesgos a largo plazo.
Los ERE, si bien son herramientas legales para la reestructuración de plantillas en tiempos de crisis, conllevan riesgos significativos tanto para las empresas como para el conjunto de la economía.
Desde un punto de vista actuarial, es esencial evaluar no solo los costes directos derivados de los despidos, como indemnizaciones y gastos legales, sino también los costes indirectos, como la pérdida de capital humano especializado y el impacto en la moral y productividad de los empleados remanentes.
La evaluación de riesgos asociados a los Expedientes de Regulación de Empleo (ERE) implica un análisis detallado y multifacético, que no solo considera los aspectos financieros inmediatos sino también el impacto a largo plazo en la organización y su capital humano. Este análisis se desglosa de la siguiente manera:
La labor del actuario es crucial para integrar estos diferentes elementos en un modelo coherente que permita a la dirección de la empresa comprender los riesgos financieros y operativos asociados a la ejecución de un ERE. Esto incluye:
La evaluación actuarial de los ERE no solo proporciona una base sólida para la toma de decisiones estratégicas en momentos de reestructuración, sino que también ayuda a las empresas a prepararse mejor para las implicaciones financieras y humanas de estos procesos, asegurando una gestión más eficaz de los recursos y una recuperación más rápida post-ERE.
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El aumento de los ERE en España, como refleja la situación actual y la cobertura del diario ABC, introduce una complejidad sin precedentes en el tejido empresarial y laboral del país. Este panorama demanda no sólo una interpretación rigurosa de los datos existentes sino también una proyección informada hacia los posibles futuros que enfrentan las organizaciones.
La contribución de los actuarios en este contexto se convierte en un pilar fundamental, ofreciendo análisis detallados que abarcan desde la evaluación de riesgos hasta la modelización de escenarios financieros, pasando por la valoración de alternativas estratégicas.
La capacidad para anticiparse a las consecuencias de los ERE, tanto en el corto como en el largo plazo, y para diseñar estrategias que minimicen los impactos negativos sobre las finanzas corporativas y el capital humano, es esencial.
Los actuarios, con un profundo conocimiento en la gestión de riesgos y la planificación financiera, están excepcionalmente posicionados para guiar a las empresas a través de estos tiempos turbulentos. La adaptabilidad y la planificación estratégica, en combinación con un enfoque hacia la mejora continua de la resiliencia empresarial, son indispensables para asegurar no solo la supervivencia sino también el crecimiento sostenible en el futuro.
También destacar la colaboración con entidades especializadas en la recolocación, como LHH, se vuelve fundamental. LHH se dedica a ofrecer servicios de recolocación post-ERE, donde la normativa exige que la empresa proporcione formación y orientación profesional durante seis meses, con el objetivo de facilitar la recolocación efectiva de los empleados en el mercado laboral.
Este compromiso no solo refleja una responsabilidad corporativa hacia los empleados despedidos, sino que también representa una inversión estratégica para la empresa, ya que todos los gastos asociados con la recolocación pueden verse como una ganancia a largo plazo, mejorando la imagen de la empresa y fortaleciendo su reputación como un empleador responsable y comprometido con el desarrollo profesional de su personal.
La labor de LHH, bajo la dirección de Marcos Huergo, abarca mucho más que el simple cumplimiento de un requisito legal; se trata de un enfoque holístico que comprende no solo la capacitación necesaria para mejorar la empleabilidad de los individuos afectados, sino también el apoyo emocional y la orientación durante un período potencialmente difícil de transición.
Este enfoque integral asegura que el proceso de recolocación no solo se enfoque en los aspectos técnicos y cuantitativos, como los cálculos financieros y las estadísticas de recolocación, sino que también aborde las necesidades personales y profesionales de cada individuo, facilitando así una transición más suave hacia nuevas oportunidades y contribuyendo al bienestar general de los trabajadores desplazados.
El actuario y economista Jaume Quibus es DEA de economía financiera y contabilidad, Licenciado en Ciencias Actuariales y Financieras , Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Barcelona y PDD en IESE-Universidad de Navarra. Miembro titular de las siguientes asociaciones: Instituto de Actuarios Españoles, Col·legi d´Actuaris de Catalunya, Col·legi d'economistes de Catalunya, International Actuarial Association, Associació Catalana de Comptabilidad i Direcció y también del Alumni de IESE. Socio fundador en 1998 de la sociedad profesional actuarial Quibus, miembro titular con el número 6 de sociedades en el Col.legi d'Actuaris de Catalunya.